¿Cómo agarrar un gato que no se deja?
A menos que el gato corra riesgo donde está, te aconsejamos que lo dejes mantenerse en el sitio que haya escogido. Se siente seguro y protegido allí. Los gatos salvajes escapan de la gente por el hecho de que posiblemente no hayan tenido buenas vivencias con ellas. Por consiguiente, tienes que probarle que eres diferente.
Respetar tu espacio seguro es el paso inicial para ganarte la seguridad de un gato callejero. Acércate lo mucho más poco a poco viable, deteniéndote en el momento en que aprecies que el animal se pone inquieto, maúlla o se sienta sobre su cabeza. De a poco vas a poder ofrecer un paso mucho más sin que te tengan en cuenta una amenaza.
Primer contacto
En el momento en que sientas que está ya listo para procurarlo, trata de tenderle la mano delicadamente. Debes estar atento a sus reacciones y si lo notas asustado, inquieto o belicoso, recula y regresa al paso previo a lo largo de unos días. Transcurrido un tiempo, puedes pasar gradualmente a acariciarlo e inclusive levantarlo delicadamente.
En el momento en que confías en él y puedes manejarlo, lo siguiente es contrastar si tu nuevo amigo está sano. Póngalo en un transportador o bolsa para gatos, llévelo al veterinario para un examen terminado, vacunas y castración si es requisito. Este paso puede necesitar múltiples intentos, pero es completamente fundamental para su salud y seguridad y la del resto de su hogar, así sean humanos o felinos.
Materiales para apresar gatos
Es esencial rememorar que en el instante de la atrapa no debe existir muchas personas presente. Cuantas menos personas haya, es menos posible que hagan ruidos o movimientos que amedrenten a los gatos.
Un gato (o cachorro) enfermo tiende a ser mucho más simple de apresar.
Los materiales que se tienen que usar en estas situaciones son los próximos:
Respetar el espacio del gato
El gato precisará un tiempo de adaptación si es nuevo en la vivienda; ciertos duran mucho más que otros. Llevar a cabo esto. Deje que el gato halle sitios cómodos para pasar el momento y no invada esos espacios. Esta norma establecida proseguirá aun una vez que el gato se sienta cómodo en la vivienda. Los gatos gozan de su independencia y te avisarán en el momento en que deseen tu atención (o te van a dar pistas en el momento en que no, en el caso de que seas un invasor del espacio).
El gato se comunicará primordialmente con el lenguaje corporal. Respeta lo que te afirme. ¿Está inclinado lejos de ti o su cuerpo está ante ti? ¿Desplaza la cola con molestia o está distendida? Presta atención a la situación de las orejas, qué tan libres están los ojos y la situación del cuerpo… Un gato asustado te afirma de qué forma se siente con su lenguaje corporal.
Un gato no guarda relación con un perro: el riesgo del refuerzo negativo
En ocasiones creemos que todas y cada una de las mascotas son iguales, pero no es de esta manera. Mentalmente, la diferencia entre un perro y un gato es colosal, y no tenemos la posibilidad de instruirlos del mismo modo. En verdad, entre ámbas mascotas mucho más populares de todo el mundo debemos tomar tácticas prácticamente opuestas.
El refuerzo negativo (si bien tampoco es una táctica sugerida para perros) es considerablemente más efectivo con perros que con gatos. Esta es una consecuencia lógica de la naturaleza animal; mientras que el perro es sumiso y obedece, el gato no es así y prosigue su sendero, tampoco te descubro nada nuevo.
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